miércoles, 16 de septiembre de 2015

¿Qué es Metafísica?




¿Qué es metafísica? es un escrito del filósofo alemán Martin Heidegger, pronunciado como “lección inaugural” para el “Aula de la Universidad de Friburgo de Brisgovia”1 Fue publicado en 1929 en la ciudad de Bonn por parte de la editorial Friedrich Cohen. La nombrada lección fue, en sus primeras décadas de difusión, presa de largas discusiones y de una “resonancia amplia y tempestuosa”2. Tuvo particular significación la acogida que recibió el escrito en sus traducciones al japonés y al turco, “lenguas que sobrepasan el dominio lingüístico cristiano de Europa”, que le permitieron al autor alemán ser favorablemente acogido en dicho público, en razón a que allí “la metafísica greco-cristiana no constituye el trasfondo y la base evidentes”3.

El título de la lección esta presentada en forma de pregunta. La pregunta mencionada en el título, por cuanto pregunta, es lo que merece pensarse: la metafísica. Lo que lleva a la presunción que se va “hablar sobre la metafísica”, pero dicha presunción, sí se concretara, podría llevarnos por derroteros de lo más equivocados; es decir, podría llevarnos a reproducir concepciones y prejuicios tradicionales que están aparejados a la historia del pensamiento occidental.

El método para responder a la interrogante es “tratar una determinada cuestión”, en este caso, “una cuestión metafísica”, para así, de esa manera, “ofrecerle la justa posibilidad de presentarse a sí misma”4, permitirle aparecer. Éste método es también utilizado en su obra principal Ser y tiempo, donde se interroga la pregunta por el Ser como pregunta fundamental y fundacional de la filosofía. Es la pregunta fundamental porque todo reconocer entes, sea teórico o práctico, presupone un cierto modo de entender qué es ser. Toda consideración de la realidad, de lo que es, exige una previa consideración de cuál es el sentido del ser mismo (Sinn des Seins). Por eso podemos decir que es a la vez pregunta fundacional, inicial, de todo pensamiento filosófico. Pero, para hacer salir la noción de Ser el desarrollo va a partir de la noción de ser-ahí (Dasein). Este término designa a aquél que somos en cada caso nosotros, pero no al hombre entendido como un género o como un ente cualquiera al que le es ajeno su propio ser, sino como aquel ente al que precisamente le es esencial una comprensión de su ser (Seinsveständnis), lo que hace de él el ente que puede formular la pregunta por el ser en general, así como aquél al que puede dirigirse esa misma pregunta.5 Es por medio del Dasein que emerge la compresión del Ser.

En este caso, la pregunta por la metafísica, es un interrogar por un determinado asunto metafísico. Al darle, permiso, la justa posibilidad, de hacerse presente a la cuestión interrogada, ella misma, se desplegará mostrando lo que es.

El despliegue del preguntar comienza trayendo sobre nosotros una cita de Hegel: “la filosofía es el mundo al revés”6. La cita hace mención de una concepción desarrollada por Hegel en el capítulo A sobre la Conciencia, de la sección III Fuerza y entendimiento de su Fenomenología del espíritu, que tiene un desarrollo que se llama: “La ley de la pura diferencia, el mundo invertido”7 Allí Hegel explica el movimiento dialéctico tautológico del cambio puro, donde “el primer suprasensible, el reino quieto de las leyes” se torna en su contrario, el mundo del fenómeno, lo desigual, que, aunque fragmentándose en momentos para el entendimiento, “sigue siendo el mismo”, lo igual. Es éste cambio de un mundo suprasensible de leyes quietas al mundo percibido, donde el uno se torna en su contrario, estableciéndose en ambas cosas: “la ley y sus diferencias”. Así cada mundo obtiene su “contra imagen necesaria” que retiene para sí el origen del cambio y la mutación; “el primer reino de las leyes carecía de esto, pero lo adquiere ahora como mundo invertido”8 La totalidad absoluta del espíritu abarca tanto lo igual como su diferencia, lo igual como lo desigual, la quietud y el movimiento, el ser y la nada. Lo que permanece es precisamente lo que es real allí donde todas las cosas están continuamente desapareciendo. “El mundo real consiste precisamente en subsistir siendo constantemente otro”9. Lo constante es lo real puesto que sobrevive a la desaparición permaneciendo como verdad de lo que desaparece. A lo que nos apunta Heidegger desde la cita de Hegel es, en primer término, que debemos pensar, preguntar, la cuestión de la metafísica en forma dialéctica y no desde una formulación lógica basada en géneros que excluyen la diferencia. En segundo término, encontrar aquello que queda tras la desaparición de todas las cosas.

La pregunta por la metafísica pertenece a una situación esencial del Dasein, pertenece a su aquí y ahora, que sitúa, que planta, la pregunta sobre, en, una referencia espacio-temporal. Haciendo esto evidente apartamos a un lado todo posible recorrido a través de la historia de la metafísica, que ya desde un primer momento había quedado descartada. Al tener al aquí y al ahora como horizonte del interrogar ambos nos van a abrir las puertas para “meditar sobre nuestra situación actual”.

En el tiempo en que fue escrita la lección, y en la actualidad, la civilización occidental se encuentra sujeta a las determinaciones que le da la ciencia sobre las cuestiones más esenciales, sobre la vida de ser humano y de los otros seres que comparten el mundo con nosotros. Toda ciencia está fundada sobre el proyecto de un sector de objetos delimitado y es por eso una ciencia necesariamente particular10. Cada ciencia, en el desarrollo de su proyecto, ha de desarrollar una especialización mediante un método que le proporcione la concreción de su propio fin. Ahora bien, las ciencias de la naturaleza y las ciencias históricas, en su proceder, se han ido especializando, dividiéndose, en diferentes “disciplinas desmembradas”, perdiendo de esa manera el arraigo unificado que constituía su fondo esencial. Naturalmente, el hombre como un ser que hace ciencia, cayó de esa manera en un nihilismo, en un no saber nada de cuestiones esenciales. Es por esa razón por la cual Heidegger les solicita a los científicos que vuelvan a afirmar su “seriedad y lucidez” y que vuelvan a pensar las cuestiones de fondo, es decir, las cuestiones metafísicas.

El común de los científicos se plantea pensar lo “ente mismo… y nada más allá, de nada más”. La tarea de la ciencia es pensar lo ente y nada más. La nada aquí hace su aparición, pero como algo que es de plano excluido, como sí se tratara de algo muerto, o mal oliente. Pero, ¿Qué pasa con la nada? pregunta el filósofo de Baden. “La ciencia no quiere saber nada de la nada”. Entonces, que se ocupen de ella aquellos que puedan pensar con mayor radicalidad, aquellos que puedan pensar profundamente, diríamos nosotros.

Ahora, lo que buscamos es la nada, como esa cuestión metafísica que ha de mostrar, con su aparecer, la totalidad de la metafísica. La lógica tradicional, desde Parménides pasando por Aristóteles, por no nombrar más, ha visto desde la distancia a la Nada como eso que “no se da”. Pero, para nuestro autor al igual que para Hegel “el preguntar por la nada (qué es y cómo es) convierte lo preguntado en su contrario”11, en la pregunta por el Ser; y de esa manera determina la imposibilidad de la intuición formal de su objeto. Pero, ¿eso no hace todo éste discurrir inútil? No. Como seres finitos no podemos aprehender una forma absoluta de la totalidad de lo real. He aquí la gran diferencia, abismal, entre Hegel y Heidegger. Para Hegel el entendimiento puede adquirir un concepto del absoluto que contenga toda la esencia de lo real, que es su propia esencia. Mientras que, para Heidegger el Dasein está fundamentalmente constituido de su finitud. Para el alemán de Baden, el Dasein existe finitamente, él se desemboza, despliega, él mismo como finito. Al hacer evidente la finitud del Dasein, de esa manera, deja a un lado toda pretensión de absolutos, por una conquista de lo más apreciada, reconducirnos hacia quienes somos realmente nosotros, sin fabulaciones, ni ilusiones.

La finitud es un aspecto clave de este planteamiento ya que nos remite a un estado de ánimo, un talante fundamental: La angustia. La angustia es un estado de ánimo, un talante, que encalla al Dasein ante la propia nada. En la analítica heideggeriana los talantes, las tonalidades, las disposiciones afectivas, son estructuras fundamentales del Dasein. En ellas se revelan los componentes constitutivos de su estructura, y por su carácter revelador aparecen vinculadas al fenómeno fundamental de la Verdad (die Wahrheit); fenómeno que recordamos Heidegger interpreto en el sentido de ἀλήθεια, que se tradujo como “sacar del ocultamiento”, o des-ocultamiento.

“El Dasein vive tanto en la verdad como en la no-verdad”12 Él puede hablar tanto de uno como de lo otro, pero ya esa misma “operación predicativa es secundaria respecto al estar ya en el mundo propio de la existencia humana”13 Es decir, la proposición que emite el Dasein no es tan original como lo es el estado de descubierto, de apertura, que es la constitución originaria del Da (ahí). El estar-abierto, la apertura, es tanto un abrirse al mundo como a sí mismo; que no es un estado de conciencia, sino algo previo, más original, es estar en la apertura del ser. El talante, la disposición afectiva14, que aparece en este estado de apertura tiene una fuerza reveladora que irrumpe en la cotidianidad haciendo que la nada salga al desnudo en su raíz y sin misterio, mostrando aquello que es y tiene que ser.

Las disposiciones afectivas no son coloraciones subjetivas o estados interiores de una subjetividad encerrada en sí misma, ni tampoco efectos en la conciencia provocados por particulares; ellos no provienen de entes intramundanos que comparecen dentro del mundo (die gestimmtheit der befindlichkeit). Son modos de encontrarse el Dasein en el mundo antes de toda separación sujeto y objeto, son modos de su estar en el mundo. Porque para el discípulo de Husserl el mundo no es un objeto, ni el ser que está en el mundo es un sujeto15. Cada disposición afectiva esta acordada en consonancia con el mundo de un determinado modo, y en cada una de ellas el mundo se nos abre de un modo diferente.

“La angustia revela la nada”16La nada se revela en la angustia. En esta meditación Heidegger describe, interpreta, fenomenológicamente la aparición de la nada. Ésta no se manifiesta como objeto, ni como ente. Ella se desliza libremente, apareciéndosele al Dasein en la angustia. “En la angustia, lo ente en su totalidad se vuelve caduco”. Ella, la nada, permea la totalidad de lo ente mostrando su esencia vacía. Lo ente se escapa. No ocurre una negación del sujeto hacia el mundo, es la nada la que sale al encuentro, como la subida de la marea en un islote, todo alrededor cambia a otra cosa distinta, silencia lo anterior. Lo que era antes, retrocede ante la nada. Todo se calma en su conjunto, “hechizando la totalidad”. Lo que es, el mundo de las cosas, desiste, se distancia, se aparta, abdica. La realidad cambia su piel, como una serpiente, se muestra de otra forma. Así como el día revela la noche, cuando el ente enmudece, cuando el ente no habla más, se revela la nada. Rodeados por el silencio quedamos sin ningún apoyo, suspendidos. En presencia de la nada todo decir “es” calla.17 Cuando la nada misma se descubre, cuando se pude decir: “la nada misma estaba allí” (das nicht selbst als solches-war da) cuando se experimenta como fenómeno se puede aprehender la “diferencia ontológica” Es en esa apertura de “lo ente como tal”18 que se evidencia: “que es ente y no es nada”.

“La esencia de la nada cuyo carácter originario es desistir” reside en que ella es la que conduce por vez primera al Dasein ante lo ente como tal; en otras palabras, es solo y únicamente, por medio de la aprehensión, del evidenciar la nada que se puede sostener que se conoce que es lo que Es, que es el Ser. “El Dasein del hombre solo puede dirigirse a lo ente y entrar en él desde el fundamento del originario carácter manifiesto de la nada”19 La nada es, por lo tanto, razón de conocimiento de las cosas. La totalidad de lo que acontece procede de la nada manifiesta.

Martin Heidegger afirma “Ser-aquí significa: estar inmerso en la nada”20; esta afirmación no se debe dejar tergiversar con apresuramientos de corte nihilista o pesimista; nada de eso, debemos entender que todo lo que se eleva, emerge, asume, asciende, se adopta, en el mundo es ser y finitud.

Al estar dentro, rodeados, por la nada, el Dasein, “está siempre más allá de lo ente en su totalidad. Este estar más allá de lo ente es lo que llamamos trascendencia”21 Esto se refiere a que en la constitución del Dasein existe la posibilidad de intencionalidad, que significa que “toda conciencia es siempre conciencia de algo”, y también que “el mundo es el mundo pensado, y éste es el único que tiene sentido”, por lo tanto, Trascender significa: ir más allá de sí mismo. No estamos hablando de ir a parar en “otro mundo”, en un “cielo”, nada por el estilo; sino de un trascender el nivel de la vida cotidiana y del trato con las cosas en la medianía del uno público para situarse en el claro (lichtung) del ser22.

Así se entiende que “la nada es lo que hace posible el carácter manifiesto de lo ente como tal para el Dasein humano” La nada es la posibilidad de la manifestación y obtención como tal del Ser del ente. Y solo podemos, tenemos, esta posibilidad en tanto que, la nada pertenece al ser mismo. La nada es así anterior, no posterior al ente”23

“Al estar inmersos en la nada sobre el fundamento de la angustia escondida es la superación de lo ente en su totalidad: la trascendencia”24; por medio de la apertura aprehendemos el carácter originario de la nada, evidenciando en el Da (ahí) algo que se ha vaciado absolutamente, que ha callado completamente, que expresa un vacío total25 para luego sobrepasarlo hacia algo que revela como la fundación de todo lo que aprehendemos.

Es en el preguntar por la metafísica donde ocurre ese sobrepasamiento26, y es ese sobrepasamiento que le da sentido a la metafísica. El preguntar por la metafísica hecho por el filósofo de Messkirch, y todo preguntar por la metafísica, es un preguntar que va “más allá de lo ente como ente en su totalidad”27 . Y ese preguntar va más allá porque tiene la necesidad que recuperar “en cuanto tal y en su totalidad” de sí para su concepto. La pregunta por la metafísica, como el rayo que timonea todas las cosas de Heráclito28 ilumina todo lo que “Es” en el horizonte, que dentro de sí “queda incluido el Dasein que pregunta dentro de la pregunta”.

En definitiva, el Dasein “sólo llega a comprenderse en lo que verdaderamente es cuando no prescinde de la nada”. Es desde el claro del ser donde el Dasein trasciende, se eleva, asciende desde una inicialidad, que como vacío, es el sitio de origen a todo desplegarse, a todo acaecer de la Verdad.

Anibal Rivera Dávila


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Trabajos citados

Escudero, J. A. (2009). El lenguaje de Heidegger. Barcelona: Herder.
Gadamer, H. G. (2002). Los caminos de Heidegger. Barcelona: Herder.
Gadamer, H. G. (2007). La dialéctica de Hegel. Madrid: Catedra.
Hegel, G. W. (1966). Fenomenología del espíritu. México: FCE.
Heidegger, M. (1971). Ser y tiempo. México: FCE.
Heidegger, M. (2006). Hitos. Madrid: Alianza.
Heidegger, M. (2010). Caminos del bosque. Madrid: Alianza.
Santander, J. R. (2004). COMENTARIO A UN TEXTO DE HEIDEGGER (II). La Lámpara de Diógenes, pp. 27-41 . Redalyc


1 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. 390)
2 (Gadamer, Los caminos de Heidegger, 2002, pág. 325)
3 (Gadamer, Los caminos de Heidegger, 2002, pág. Ib)
4 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. 93)
5 Enciclopedia Herder (2015) [Pagina web en línea. Disponible: https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Autor:Heidegger,_Martin [Consulta: 2015, junio 23]
6 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. 93)
7 (Hegel, 1966, pág. 97)
8 (Hegel, 1966, pág. 98)
9 (Gadamer, La dialéctica de Hegel, 2007, pág. 57)
10 (Heidegger, Caminos del bosque, 2010, pág. 69)
11 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. 96)
12 (Escudero, 2009, pág. 194)
13 (Escudero, 2009, pág. 196)
14 Die befindlichkeit
15 (Santander, 2004)
16 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. 100)
17 (Santander, 2004, pág. 35)
18 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. 102)
19 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. ib)
20 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. ibid)
21 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. ibidem)
22 (Escudero, 2009, pág. 167)
23 (Santander, 2004, pág. 36)
24 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. 105)
25 Que para Hegel “da también el nombre de lo sagrado”( Das heilige) (Hegel, 1966, pág. 90)
26 Hinausgehen über
27 (Heidegger, Hitos, 2006, pág. ib)

28 “Y todas las cosas las timonea el rayo” Heráclito Frag 79 

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