miércoles, 30 de septiembre de 2015

Ética espacial




El ser humano siempre ambicioso en satisfacer cada necesidad, ha realizado enormes esfuerzos para conocer más allá de las fronteras terrestres en la conquista del sistema solar. Las excursiones espaciales son proyectos científicos muy costosos, en los que enviar naves fuera de nuestra atmósfera, descubrir agujeros negros o la investigación para vivir en Marte puede llegar a consumir gran parte del PIB de los países industrializados. Países como Alemania, la antigua URSS y el mundo anglosajón, por ejemplo, en la Guerra Fría hicieron grandes avances en este tema, pero la inversión disminuyó cuando finalizó, al punto de atender otras necesidades como la educación, la medicina, o problemas medioambientales como el calentamiento global.
     Todo ello ha traído como consecuencia la discusión no sólo respecto a los problemas éticos de los científicos, sino también con relación a la sociedad. Entonces cabe preguntar ¿existe una ética de la ciencia distinta a la que se aprecia en otra institución social?
    En el 2003 una comisión de la Unesco se reunió en la Universidad de Jaén para analizar la regulación del espacio ultraterrestre ¿Cuál es la utilidad de los datos obtenidos por satélite? ¿Cuáles son los usos verdaderos del espacio? ¿Quién realmente se beneficia de ellos?, ¿Cuál es el verdadero impacto de la contaminación espacial? A todas estas preguntas intentaron dar respuesta un grupo de reputados científicos y jurista. (Donaire, 2003)
     Algunos de los invitados mostraron interés en la posibilidad de crear una organización internacional del espacio, con el perfil judicial y técnico; ya que existe un gran vacío desde el punto de vista legal respecto al tema espacial. Es importante destacar que nadie podría afirmar o negar con certeza, que por ejemplo grupos terroristas estén usando satélites para beneficio propio, o cual es el peligro real de la basura espacial.
   Sin embargo, se destacó en la mencionada reunión que el desarrollo de las comunicaciones, la observación de los ecosistemas, el clima y la prevención de catástrofes naturales son algunos de los beneficios que a juicio de un científico francés, ofrece a la humanidad la política espacial. (Ídem).
     En este sentido muchas misiones se han lazado al espacio para estos fines. Sierra (2012), destaca que en el 2011 la misión Curiosity destinada a la exploración de Marte, poseía una energía nuclear cuyo combustible son 4,8 kilogramos de plutonio 238. Estadísticamente de cada 100 cohetes uno termina explotando y esparciéndose por toda la atmosfera terrestre, de haber tenido un accidente durante su lanzamiento, hubiera hecho llover una radiactividad letal para los seres humanos y las demás formas de vida en nuestro planeta. Esos 4,8 kilogramos de plutonio 238 de Curiosity poseían el potencial de producirle tal cáncer a 4.800 millones de seres humanos, cerca del 70% de la población humana del planeta.
     Todos estos esfuerzos de llegar a Marte son pensando para plantear la posibilidad de vivir allí, lo que conduce a esbozar también algunos temas éticos futuros e interesantes tales como ¿Cuál será nuestro comportamiento si colonizáramos Marte? ¿Repetiremos la historia de lo que hemos hecho con el planeta o vamos a apostar por la perfección? Ante esto se plantea lo siguiente:

Los pensadores de la era espacial nos alertan sobre los errores cometidos en el pasado, en el que la máquina colonizadora de los grandes imperios arrasó los distintos ecosistemas que encontraba a su paso, transfomándolos para su beneficio. Como ejemplo de ello, la conversión de espacios agrícolas africanos en grandes plantaciones de monocultivo para surtir de materias primas a la metrópoli. O la destrucción de grandes porciones de selva amazónica para dar lugar a carreteras, poblaciones y terrenos de cultivo. En el proceso, gran número de especies animales y vegetales se ven desposeídas de su nicho ecológico y perecen o se ven obligadas a desplazarse quedando en condiciones precarias. No es difícil imaginar que una modificación drástica de las condiciones de un planeta para acomodarlo a las necesidades humanas fulminaría de manera inmediata cualquier vestigio de vida autóctona en poco tiempo.
Pero Marte es grande. No tan grande como la Tierra, pero quizá lo suficiente como para que puedan coexistir esas dos realidades: la autóctona, si es que la hay, y la exógena, si es lo suficientemente respetuosa con el entorno. En cualquier caso, este es el reto. (Santos, 2013; p.1).

     Este tema da para muchas especulaciones, por lo novedoso y las múltiples posibilidades que en un futuro podrían materializarse, ya que la era espacial no llega ni a  los 60 años, tomando como punto de partida 1957 cuando se llevó al espacio a la sonda Sputnik. No obstante, la astroética debería estudiar aquellos hechos históricos que dieron origen a todas las investigaciones espaciales como por ejemplo, que Giordano Bruno ampliando las ideas de Copérnico al escribir Sobre el Infinito Universo y los Mundos sin tener la tecnología actual, fue uno de los primeros capaces de constituir una proyección del universo así como lo conocemos, y por defender estas concepciones demasiados avanzadas para la época, murió en la hoguera cincuenta y siete años después que Copérnico.
     Con base a esta experiencia podría crearse una astroética que plantee la reivindicación de Bruno y proponga cuestiones de envergadura sobre lo que ha ocurrido y está ocurriendo; y no suministrar sueños futurísticos sacados de ciencia ficción como la ética en Marte.
  Yorbis Esparragoza
__________________________________________________________________________

Referencias Bibliográficas

Donaire, G. (2003). La ética espacial. [En línea]. Disponible:http://elpais.com/diario/2003/06/27/andalucia/1056666153_850215.html [Consultado: 2014, 25 de noviembre].

Santos, J. (2013). Astroética. [En línea]. Disponible:http://galaxiamuylejana.blogspot.com/2013/02/astroetica.html. [Consultado: 2014, 25 de noviembre].

Sierra, C. (2012). La dimensión ética de la exploración espacial: más allá de contradicciones y lugares comunes. [En línea].Disponible:http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/36870/3/articulo6.pdf[Consultado: 2014, 25 de noviembre].




No hay comentarios:

Publicar un comentario