sábado, 2 de mayo de 2015

Ética y Política



imagen tomada de: http://www.ricoeursociety.org/


            El filósofo y antropólogo protestante francés Paul Ricoeur nos indica en su trabajo “Ética y Política” que con el fin de evitar todo enfoque “moralizante” propone hablar de ambas en términos de intersección, en lugar de precedencia o de subordinación de la una sobre la otra, en esa intersección se da un espacio compartido, donde además se ve un tercer circulo que es el de la economía, y su visión nos deja claro que procede a comparar lo económico con lo ético para así poder especificar lo político, puesto que en la medida en que lo político suscita problemas y dificultades propios, que no se pueden reducir a los fenómenos económicos, se relaciona con lo ético de forma original, propone un gráfico con tres círculos  en intersección con dos y tres zonas comunes.

            En el título I nos dice que lo político debe ser definido en primer término y antes de ser confrontado con la ética, en relación con lo económico y lo social, es pues una fundamentación particular por parte de Ricoeur, ya que  señala que se apoya en Hanna Arendt y Eric Weil de ella toma su obra “La condición del hombre moderno” y de Weil “La filosofía moral” y “La filosofía política” asegura que estos autores  tienen en común  la noción de que la esfera económica y social se basa en esencia sobre la lucha organizada contra la naturaleza, la organización metódica del trabajo y la racionalización  de las relaciones de producción, circulación y consumo, Ricoeur les coloca en la tradición de lo económico desde Aristóteles a Hegel, incluyendo a los economistas ingleses (William Petty, Adam Smith, David Ricardo) y es que para los economistas clásicos, dice Ricoeur, se define el orden económico como un mecanismo social abstracto en lugar de una comunidad histórica concreta; es decir, que es una ley de gravitación universal que opera en China, USA, Colombia y  Venus, a lo cual nosotros no podemos sino pensar que estamos ante una virtud teologal, la fe, no cualquier fe sino en lo inobjetable, la verdad revelada, el camino cierto al paraíso ubérrimo del mercado pletórico.

            A Ricoeur le parece útil seguir a Hegel que define lo económico como un mecanismo de necesidades y a Weil quien reserva el término sociedad para el mecanismo económico y el de comunidad para los intercambios marcados por la historia de las costumbres y los hábitos.

            En el segundo párrafo de la página 363 Ricoeur señala que se puede afirmar que existe un estado moderno cuando hay una sociedad del trabajo organizado, con vistas a la lucha metódica del hombre contra la naturaleza, esto supone al hombre imponiendo su racionalidad, cualquiera que ella sea, a la naturaleza fauve, frente a natura, humana cultura, la lucha contra la naturaleza en la sociedad moderna, junto a la primacía dada  al cálculo y a la eficacia que según nos dice Ricoeur tiende a convertirse en lo sagrado de este tiempo y que una sociedad que se definiera completamente por la economía sería una sociedad totalmente profana.

            Ricoeur nos propone, para comprender en que se distingue lo político de lo económico, que examinemos como hipótesis de trabajo, el asumir lo político como una simple variable de lo económico, siguiendo entonces al marxismo posterior a Marx ya que el autor francés achaca a esa corriente de pensamiento lo que denomina la “gran laguna” que es no haber otorgado una finalidad verdaderamente distinta y al mismo tiempo una afectación específica a lo político, ya que ha sobreestimado el rol  de los modos de producción en la evolución de las sociedades, da por sabido que para la ortodoxia del marxismo las alienaciones políticas no pueden sino ser reflejo de las alienaciones económicas, todo la maldad, lo maléfico de la vida en común sólo puede resultar de la plusvalía o más exactamente de la explotación del trabajo  en una perspectiva pura de lucro; Ricoeur explica que esta reducción de lo político a lo económico (es la economía estúpido) es responsable del marcado desinterés de los teóricos marxistas por la problemática específica que surge por el ejercicio del poder ya que esta problemática está marcada por lo eminentemente político.

            Ante la insatisfacción del hombre moderno sigue a Eric Weil y expone que esto se debe a dos razones: En primer lugar a que la sociedad que se define únicamente en términos económicos es una sociedad de lucha, de competencia, donde los individuos se enfrentan sin arbitraje alguno y esto produce un sentimiento de injusticia, es a la vez técnicamente racional y humanamente injusto, en segundo lugar el individuo no encuentra sentido ni a la simple lucha contra la naturaleza ni en la santificación del cálculo eficaz, es decir que en el trabajo ya no hay el gran educador para la racionalidad que Hegel y Marx veían (conciencia y sus distintos estadios).

            Es en la comunidad histórica  donde la lucha sin cuartel de las sociedades tecnológicas entra en contradicción y se produce como efecto de esa contradicción la llamada “privatización de la felicidad” único espacio posible de realización del yo, lo privado, lo personal, a despecho del espacio público político.


Gerardo Pérez Herrera
Estudiante del Décimo Primer Período
Escuela de Filosofía de la UCSAR

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Referencias bibliográficas:


Ricoeur,P. (s/f)  Ética y política antología de textos del SEAII aulaucsar.net

http://www.ricoeursociety.org/

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